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viernes, 23 de enero de 2015

17 de Enero del 2015 - Mensaje de la Virgen María y Santa Lucía de Siracusa al Vidente Marcos Tadeu

Jacareí, 17 de Enero del 2015
Transmisión de las Apariciones Diarias en vivo vía internet en la WebTV

FIESTA DE LA APARICIÓN DE LA VIRGEN EN PONTMAIN-FRANCIA

MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA


“Mis amados hijos, hoy celebran el Aniversario de Mi Aparición en Pontmain como la Virgen de la Esperanza a las 4 criaturas escogidas de Mi Corazón.

Y quiero decir en este día de Mi Fiesta: ¡Confianza y Esperanza en Mi Amor Maternal! Así, como salvé a Mis hijitos de Pontmain que corrían tanto peligro y nada podían contra un enemigo mucho mayor de que ellos. Así también Yo les salvaré Mis hijitos, tan amenazados por los demonios, que todos los días traman la perdición de ustedes y arrematan furiosamente contra ustedes.

Yo les salvaré también de este mundo corrupto y corruptor que arrastra y seduce tantas almas para la impureza, para la mentira, para la violencia, para la deshonestidad y para todos los tipos de pecado que llevan millones y millones de almas para el infierno todos los días.

Yo les protegeré, Yo les salvaré como salvé a Mis hijos de Pontmain. Tengan confianza porque Yo ya vencí el mundo junto con Mi hijo. La vitoria de Jesús sobre el demonio, el pecado y la muerte con Su Pasión y Su Resurrección también es Mi Victoria.

Y así está escrito de Mí ya en el comienzo del Libro del Génesis: PONDRÉ ENEMISTAD ENTRE TI Y  LA MUJER, ENTRE TU DESCENDENCIA Y DE ELLA, ELLA TE APLASTARÁ LA CABEZA.

Mi Victoria está en el Nombre del Señor que hizo el Cielo y la Tierra. Mi Victoria está en el Nombre del Dios Vivo y mientras Dios fuera Dios, Su Palabra permanece viva, eficaz y válida, y fue Él que decretó que en el final Yo triunfaré sobre Satanás. Por eso, hijitos: No teman porque Yo estoy con ustedes, tal como estuve al lado de Mis hijitos de Pontmain, que precisaban de Mí más de que nunca en el día de Mi Aparición. Y Yo escuché sus oraciones, escuché sus clamores. No los abandoné, no fui insensible con ellos y de la misma forma no seré con ustedes. La única cosa que quiero de ustedes y que pido de ustedes es: oración y fidelidad como de aquellas criaturas, como de aquellos Mis hijos de Pontmain.

Recen con amor, con confianza, con simplicidad de corazón como ellos rezaron y perseveraron en la oración. Y entonces, prometo protegerles de las guerras, de la violencia, del pecado de este mundo que ahora domina todo.

Yo no permitiré que el mal prevalezca contra ustedes. Por eso, hijitos, avancen Conmigo en el camino de la oración rumbo a la Victoria, ¡por el Rosario venceremos! Y así como con el pequeño número de fieles, Yo vencí el poderoso ejército en la época de Mi Aparición en Pontmain, también ahora con un pequeño número de hijos fieles a Mi Corazón, consagrados a Mi Corazón Yo derribaré y aniquilaré el infierno entero y Mi Corazón Inmaculado triunfará.

A todos bendigo: de PONTMAIN… de PELLEVOISIN… y de JACAREÍ”




MENSAJE DE SANTA LUCÍA DE SIRACUSA


“Amados hermanos Míos, Yo, Lucía de Siracusa, Me alegro por venir hoy con la Madre de Dios para decirles: ¡Esperanza en sus corazones!

Esperanza porque no están solitos, no son huérfanos, la Madre de Dios está con ustedes, Nosotros los Santos y los Ángeles, el Cielo entero estamos con ustedes. Y desde que ustedes no quieran volver a la vida de pecado, Nosotros jamás les dejaremos solitos ni a merced del pecado, de los demonios y del mundo. Estaremos siempre a su lado, les protegeremos y daremos fuerzas para alcanzar el Cielo que es su premio, meta y herencia.

Nosotros les amamos mucho y tenemos un cuidado especialísimo por ustedes mucho mayor de lo que tienen sus madres. No pueden imaginar de lo que somos capaces de hacer para salvar sus almas del pecado. Por eso, confíen siempre en Nosotros, récennos siempre porque Nosotros estamos muy atentos a la voz de sus oraciones y en el tiempo fijado por el Señor todas sus oraciones serán respondidas, todas sus esperanzas serán realizadas.

¡Esperanza en sus corazones! Porque a cada día que pasa están más cerca de los Nuevos Cielos y de la Nueva Tierra con el Triunfo del Corazón de Jesús y de Su Madre en el mundo entero. Y este  Reino de Amor y de Felicidad, de Pureza y de Gracia está cada vez más próximo de ustedes. Prepárense para ello convirtiéndose, purificándose y santificándose con ayunos, penitencias, oraciones y la renuncia a ustedes mismos, a la voluntad de ustedes.  Para que verdaderamente puedan ser dignos de entrar en el Nuevo Cielo y en la Nueva Tierra.

¡Esperanza en sus corazones! Porque la Madre de ustedes dijo: “Por fin Mi Inmaculado Corazón Triunfará”. Es la misma Señora de la cual se dijo en el libro del Génesis: “Ella te aplastará la cabeza”. Ella aplastará la cabeza de Satanás. Aplastará su imperio infernal, aplastará todo mal que los demonios introdujeron en este mundo y verán como la Tierra será completamente purificada y sus ojos se encantarán delante de la belleza y del Tiempo de Paz que será dado a los hombres.

Dios enjugará toda la lágrima de sus ojos y el tiempo de la purificación, este tiempo de tanto sufrimiento será revertido para ustedes en un tiempo de alegrías indescriptibles. Y tal como una madre después de haber dado la luz para su hijo, olvida todo lo que sufrió en el parto para dar a luz a su bebé. Así también, en un instante, como la neblina se disipa al Sol de la mañana, todos sus sufrimientos y tormentos serán disipados y tendrán el nuevo tiempo de gloria, santidad, armonía y paz que será dado al mundo.

Pero, conviértanse, porque así como  nada de impuro puede entrar en el Cielo, nada de manchado podrá entrar en el nuevo Cielo y en la Nueva Tierra, en el Reino de la Madre de Dios, en el Reino del Señor Jesús. Por eso, purifíquense, santifíquense.

Yo estoy junto de ustedes y les digo: Perseveren en la oración del Rosario, en el Coronilla de las Lágrimas de Sangre y en todas las oraciones que la Madre de Dios les dio aquí, porque con estas oraciones tendrán fuerzas para libertarles de todo pecado, conseguirán todas las gracias para libertarse de todo el pecado, conseguirán todas las gracias para su santificación y serán dignos un día de la Corona de la Vida Eterna.

A todos bendigo con amor: de CATANIA… de SIRACUSA… y de JACAREÍ”

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